jueves, 6 de octubre de 2011

MI ABUELO PEDRO - PERIPLO DE LIBERTAD RECUPERADA

     Yo empece en esto en el año 2006, buscando saber el paradero de Antonio Millán Cabrera, no puedo dejar de mencionar a aquellos que me echaron una mano desde tan largo, como no a Manuel y Puri de Masegosa (Cuenca), Máximo Molina y Pedro Bru desde Tarancon (Cuenca), Ángel Fuentes, Raquel Aliaga, Laura Serrano, Consuelo Melendez y Tomas Moreno desde Madrid, todos ellos fueron el equipo de trabajo tanto en la autorización, localización, exhumación e identificación de Antonio, también quiero mencionar a los que me ayudaron y me ayudan desde mas cerca como Cayetano Ibarra, Julián Chaves, Ines Fernández, Fernando Ayala y Laura Muñoz, su ayuda desde la distancia, me hizo tomar la decisión de ayudar yo también en el lugar donde resido, Puebla de Alcocer; y así conseguimos el 21 de Marzo de 2009 recuperar a Agustín Bonilla Bravo (Rebolledo), de Castilblanco, otro maquis extremeño, matado, asesinado tambien en un pueblo de Cuenca.
     Mi abuelo, Pedro Sánchez-Paniagua Hernan, nace en Puebla de Alcocer "La Aldea Roja", el día 14 de Junio del año 1900, hijo de Gaspar Sánchez-Paniagua Alcalde y de Isabel Hernan Lázaro, crece hasta que alcanza la mayoría de edad en el seno de una familia humilde y con ideas de izquierdas, desde muy joven ya se dio a destacar en el pueblo por sus ideales políticos, tiene sus amigos y con cierta edad se puso novio con Consuelo Casatejada Millan con la cual en años posteriores se casaría, se domiciliaron en la calle Pelayo, como fruto de dicho matrimonio nacieron dos hijos llamados Pablo y José Sánchez-Paniagua Casatejada, el primero murió cuando contaba 37 años de edad en accidente de trabajo, el segundo José en la actualidad cuenta 88 años y aun recuerda como su padre fue torturado, encarcelado y asesinado o fusilado por la represión franquista que se ensaño en nuestro municipio, entre ellos "los fusilados", hubo guerrilleros, pero también hombres y mujeres que simplemente les ayudaron. Consecuencia de esta represión han sido cantidad de familias rotas, viudas y huerfanos, exiliados...
     Tambien quiero hacer un homenaje a todas las personas de nuestro pueblo represaliados por la misma causa, por dar su apoyo a aquellos hombres que defendian la democracia, la libertad, la igualdad, la solidaridad...
     Mi abuelo fue uno de los que cayo por sus ideales, por sus ansias de derrotar a la dictadura y devolver la democracia, por su abnegada lucha por la igualdad, por la justicia y la solidaridad, por anhelo de restaurar la república ultrajada por franco y poder vivir de la tierra. Hay que hablar de el y de sus compañeros que todo lo dieron por España, por la república, por la democracia, por la paz, el pan y el trabajo. Ha pasado demasiado tiempo, pero es inmoral e inhumano cubrir a estas personas bajo el manto infamante del silencio y del olvido... por eso quiero recordar a todas estas personas, quiero que sus nombres vuelen por todas las calles del pueblo y los pregone el viento hacia los cuatro puntos cardinales de nuestra geografía, nuestros represaliados merecen la recuperación de su memoria y nuestro respeto.
     Hoy escribimos memoria, memoria de aquellos que fueron masacrados por defender la república, cuya proclamación supuso  que en los Ayuntamientos de la España agrícola entrara por vez primera el aire fresco de lo diferente. En 1930 el 54% de la población activa trabajaba en la agricultura, háganse idea de la importancia y extensión de los cambios.
     Fuera por las leyes de Restauración o por la Dictadura de Primo de Ribera, los municipios estaban sistemáticamente controlados por los principales capitales de los pueblos, a los que se unían, siempre con vínculos entre unas pocas familias, los militares retirados y los titulados. En sus manos estaba también la justicia.
     A este incestuoso monopolio de las instituciones locales se unía el control directo de la oferta de empleo y los arrendamientos, y el indirecto de las compra-venta. También copaban los escalones básicos de la distribución ejerciendo así un control del acceso al mercado de la producción fuera del ámbito local.
     Éstos dueños de nuestros pueblos durante siglos, se enfrentaban por vez primera a una erosión de su statu quo, y opusieron una resistencia y boicoteo feroz a la nueva legislación republicana, que por una parte colapso las nuevas leyes; y por otra creó una situación de conflicto social muy acentuada. No podían permitirse perder ni unos reales, ni un palmo de la autoridad social que solo ellos habían tenido. Y fue esto, y no una revolución que media España nunca vio, y que en la otra media estalla a consecuencia del golpe de estado, lo que les llevo a planificar la masacre del adversario político, para que las cosas volvieran a su sitio.
     Y así le pasó a mi abuelo Pedro que tuvo el coraje de luchar contra la dictadura en su pueblo, y allí murió, allí lo fusilaron. 
     Recuperar la Memoria Histórica no es, como se repite hasta la saciedad, "una cuestión de pasar pagina". No se puede pasar pagina y obviar que hay cientos de miles de personas que tienen a sus familiares tirados por el campo, en una cuneta o en un enterramiento irregular. La pagina nunca se pasará si todos los que están así son de un mismo bando. Los del otro hace decenios reposan como dios manda, exhumados, enterrados y homenajeados hasta la saciedad todo sin coste para las familias, pagado por las arcas del estado franquista.
     Hasta el año 2007 con la aprobación de la Ley de Memoria, casi nada se había hecho por localizar e intentar recuperar los restos de estas decenas de millares de españoles, casi nada desde instancias públicas, desde el estado en sus diversas instituciones. Así la ley fue más que bienvenida, abriendo muchos caminos y posibilidades antes inexistentes para nosotros las familias. Sin embargo, hemos de expresar nuestra tristeza al ver que todo el peso, salvo el económico, recae sobre las espaldas de asociaciones de voluntarios en la mayor parte de nuestro país. Que diferente es el trato si lo comparamos con el de las victimas de la violencia en zona republicana.
     Es inasumible que los leales a la constitución del 31 sigan enterrados como animales en el campo, también señalo que no es de recibo tras tantos años de democracia que siga habiendo victimas de primera y de segunda. Respeto, es la palabra. Hay que señalizar, localizar y respetar los lugares donde yacen personas asesinadas por la dictadura. Sí personas. ¿Por qué no saber y mantener el silencio de lo difuso y mítico? ¿Por qué medias verdades y no verdades completas y rigurosas?
     Se dice que "elevamos a los bandoleros y canallas a los altares", pero en una sociedad normal hasta los bandoleros y canallas están en los cementerios; sólo los animales quedan fuera. Es inaceptable tratar de considerar que todos los fusilados tras la guerra son "bandoleros y canallas". La mayoría fueron personas ejecutadas o muertas en condiciones extremas por apoyar al gobierno legitimo de la República. La mayoría no eran agresores, eran víctimas. Víctimas golpeadas, violadas, discriminadas, asesinadas por un delito flagrante de izquierdismo, de republicanismo de pensamiento.
     Aquí en Extremadura, tenemos la suerte de que la Junta a cogido las riendas de este asunto dando verdadera cobertura y empuje a la Memoria Histórica, generando dentro de las instituciones autonómicas los mecanismos para que no sean las familias o las asociaciones por si solas quienes se encarguen de estos temas, a diferencia de buena parte de España. De hecho, cuando hablamos con los miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Cuenca, responsables de la exhumación e identificación de Antonio Millan Cabrera "Cocinero" y de Agustín Bonilla Bravo "Rebolledo", ven que estamos a años luz de nuestros vecinos castellanos manchegos.
     Aquí mismo en Puebla de Alcocer, tenemos pendiente, ya desde hace más de un año, la exhumación de las fosas de fusilados de 1939, que fueron localizadas a través del georadar. Aun sabiendo de los esfuerzos de la junta, y no olvidando, como dice el refrán, que es mucho arroz para poco pollo, me atrevo a pedir se agilicen los tramites para que los pocos familiares mayores que quedan, ya con poca cuerda en el reloj de sus vidas, puedan tener cuanto antes la satisfacción de recuperar a los suyos, de que vean, veamos todos, lo que es simplemente un acto de justicia para los que dieron lo mejor de su vida, y su vida misma por valores que en la actualidad disfrutamos todos. Hoy apenas podemos darles dos cosas: reparación moral por aquella injusticia y un descanso justo, o bien con sus familiares si son identificados mediante pruebas de ADN o todos juntos en una fosa común con el resto de sus ciudadanos en el cementerio, donde debemos de estar todos. Así honraremos, por fin, a los muertos de todos, a todos los muertos.
     Por tanto, Puebla de Alcocer y mi abuelo son, y de qué forma, responsables del trabajo que estamos realizando en los últimos años recuperando su memoria porque, todos están en situaciones muy similares víctimas, cada vez menos olvidadas, del mismo genocidio y de la misma barbarie.
     Murió fusilado por sus ideas, junto a sus compañeros de aquella lucha sin igual el 25 de Mayo de 1.939. Le detuvieron en la calle, cuando se dirigía de vuelta a casa, después de un día duro de trabajo, iba con su carro y su yunta de bueyes, nunca llego a su casa, le llevaron directamente a la cárcel de Puebla de Alcocer, donde hoy esta el hogar del pensionista, en la cárcel les mandaban salir a tirar la basura a un olivar que había frente a la cárcel, la tiraban a un barranco que había de una bomba, las mujeres aprovechaban para poder verlos, ellos las decían, "se oye que nos van a sacar a declarar", y los sacaban, los llevaban a una casa en la calle llamada hoy, Correos nº 4, estando un día declarando mi abuelo, uno le pego con la culata del fusil en la boca y le partió los dientes, mi abuelo tenia una hermana que se llamaba Escolástica, esta fue a visitarle a la cárcel unos días antes de ser fusilado, el, la entrego un reloj de bolsillo diciéndola "se lo das a mi hijo José, es para el", al final los trasladaron a el convento de las monjas, su verdadero nombre "Convento de la Visitación".
Convento de "La Visitación" 

     Los trasladaron atados de dos en dos y allí estuvieron hasta que aquel día muy temprano los montaron en un camión, (ya era el segundo grupo que salia, pues días antes, el 21 de Mayo de 1.939 fueron fusilados 11 personas), en el camión pusieron dos ametralladoras, de camino a las trincheras en la finca "Los Bodegones", lindando con el chaparral, los asesinos hablaban entre ellos, "haber quien los va a matar, alguno de vosotros tiene valor para matarlos", nadie se atrevía, hasta que uno dijo, "no os preocupéis con las dos ametralladoras que hay en el camión, según vayan bajando se les va disparando", y seguían diciendo, "pero quien les va a matar, a disparar", y dijo otra vez el mismo, "no os preocupéis que tengo yo aquí dos hijos preparados con un par de cojones cada uno", dos muchachos jóvenes que eran, les pusieron junto a las trincheras en fila, atados de las muñecas en pareja y dispararon matándolos a todos, sus cuerpos, golpeados y maltratados, fueron arrojados a la trinchera, después de dispararlos algunos quedaron vivos, entre ellos Vicente Muga que se levanto herido llamando a su padre, los asesinos que le vieron cuando se alejaban, se volvieron y los dieron a todos el tiro de gracia. Los asesinos que apretaron los gatillos de las ametralladoras y fusilaron a mi abuelo y sus compañeros estaban borrachos, se marcharon y los dejaron tirados, sin darles tierra.
      Al volver del fusilamiento los asesino se pararon en la huerta "Villarejo" para celebrar la matanza, (en esa huerta es donde ellos se juntaban siempre que querían celebrar algo), cuando estaban celebrándolo hubo una mujer que estaba en la huerta de hortelana, que cada vez que pasaba un ciudadano, salia a la puerta de la huerta y levantándose la falda decía, "a comer y a beber se ha dicho que en todas las matanzas se come y se bebe y en esta se va a comer cojonudamente, porque ha sido una matanza muy cojonuda, que ha habido muchas muertes en esta matanza", todos los ciudadanos que pasaban lo veían y escuchaban, allí estuvieron todo el día celebrando lo que habían echo y para ello se comieron un borrego. 
     Ese mismo día del fusilamiento al anochecer, hubo alguien que fue por las casas del pueblo hablando con las mujeres para que fuesen de noche a las casas de los fusilados a cantar a las viudas, pero un señorito le dijo, "si tu haces una cosa como esa en Puebla de Alcocer abra recuerdos, porque llamare a una tropa de militares para que presencie lo que quieres hacer, porque si haces eso, se levantara el pueblo".
     Al día siguiente hicieron una lista de vecinos del pueblo y los fueron avisando para que fuesen a las trincheras a dar tierra a los fusilados, algunos decían, "pues yo no boy a eso", a lo que les respondían, "pues tienes que ir porque estas puesto en la lista", al final fueron a los cinco o seis días, cuando llegaron al sitio no pudieron darles tierra, se mareaban, vomitaban, debido al olor tan fuerte que allí se respiraba y a la masacre que allí vieron.
     A los diez o doce días mi abuela Consuelo y otras cinco o seis mujeres salieron de sus casas a las tres de la tarde fingiendo que iban a dar un paseo, unas llevaban cestas en la cabeza, otras en el brazo, en las cuales escondían unos cabonchos, consiguieron burlar a los militares que tenían montado un control en la Aldea Vieja y llegar hasta las trincheras, con ellas fue el hijo de un fusilado que acompañaba a su madre, esta le dijo, "aquí esta tu padre", la mujer le conoció por el abrigo que llevaba puesto el día que le fusilaron, mi abuela Consuelo también conoció a mi abuelo Pedro por el cinturón y el chaleco, usaron  la misma tierra que sacaron en su día al hacer las trincheras para darles tierra, los taparon lo justo para que los animales no pudieran seguir devorándolos, tenían miedo a ser vistas en el lugar de los echos.
     La finca "Bodegones" en aquella época era una sola finca, con el paso de los años la finca se aparcelo, los vecinos de Puebla de Alcocer fueron comprando parcelas. Las trincheras permanecieron intactas hasta que los dueños de las parcelas donde están las trincheras, para poder sembrar los cereales las taparon hasta el nivel del terreno circundante, con lo cual hoy día no son visibles.
     El dolor de las guerras debe acabarse cuando se acaban las guerras, pero eso no fue así, la nueva España de franco, se lleno de silencio y de luto y también de espera.
     Mi abuela Consuelo aprendió a vivir en la espera, con su ropa negra mientras vivió y en silencio, poniéndose a servir en casa de un señor día y noche hasta que se jubilo para poder sobrevivir, como también sus dos hijos, José con 9 y Pablo con 7 años, pasando mucha hambre y miseria, hasta el punto de encontrarse en la reguera de la calle una cascara de naranja casi seca y comérsela, el mayor de ellos, que es mi padre, después de 73 años por fin conocerá la exhumación de los restos de su padre, mi abuelo, por que yo me hice una promesa a mi mismo, encontrar el cadáver de mi abuelo y enterrarle de nuevo en el cementerio, en una fosa común con sus compañeros, donde debió estar desde el día que le asesinaron, lo que ocurrió en la guerra y posguerra, nunca debió ocurrir.
     Así después de 68 años de espera, silencio y olvido en Puebla de Alcocer, un buen día del mes de Junio de 2007, decidí buscar los restos de mi abuelo y sus compañeros, con la idea de exhumarlos y darlos un entierro justo y digno.